8 ago 2016

Ausencia




 (Al amor de mis fantasías)

Hace apenas algunas horas que te fuiste y ya te estoy extrañando. Mi cama está más vacía que hace cuatro noches, más fría y dura, más amplia y cruel.
La soledad es palpable y mis alucinantes recuerdos te aproximan a mi lado, y entonces me pongo rebelde con el destino que no acaba de definirse, el destino que nos trae hechos unos locos, pues cuando estamos juntos nos reímos de él y apenas nos separamos ya lo estamos rechazando y maldiciendo.
Siempre he pensado que la distancia es sinónimo de dolor, de sufrimiento,  de ansia y de suspiros, porque así la he vivido contigo y es que mi corazón duele y mi pecho me arde en cuanto no puedo ver tu rostro, tocarte ni compartir locuras que nos critican tanto, pero que tú y yo disfrutamos a más no poder.
Si amarte como yo te amo; con gozo pleno y actos desinhibidos es un pecado, entonces me declaro vivir en ello, porque es imposible renunciarte cuando tú me haces vivir plenamente. Regresa amor mío antes de que la asfixia apague mi último suspiro y mi alma vaya a parar en la nada, en el olvido, porque tú eres mi esencia y mi deseo, contigo me siento íntegra y completa.
Ante la puerta te espero y no importa el tiempo, más me importa no perder la  terquedad y reforzar mí fe de que algún día aparecerás, porque así me lo dijeron con voz silenciosa tus besos y tus caricias de nuestro último encuentro al despedirnos.
Me complace pensar que la distancia es relativa, porque mientras lleve tus recuerdos en mi mente y corazón, seguirás a mi lado, en espera solamente de que se llegué el día de estar juntos y disfrutar todas esas fantasías que se acumulan con el tiempo. Tú y yo solamente, envueltos en un carrusel de felicidad, cobijados con esa fuerza sagrada que es el amor y tomarnos de la mano para así perdernos en un infinito camino de dos enamorados e ir escribiendo un sinnúmero de pasajes de nuestra historia,  que será una historia sin final.
Pero mientras tanto, no me queda otra que recargar mi almohada para buscar la comodidad de mi cama, cerrar los ojos con el ferviente deseo de encontrarte en mi sueño y melodiosamente al ritmo de ángeles, danzar juntos entre nubes de algodón.
                                                                
                                                                                                                                          NV-J